jueves, 8 de mayo de 2008

Ocio y felicidad

Desde pequeña siempre he tenido unas cuantas ideas bastante claras, no sé exactamente porqué pero ha sido así. Siempre he afirmado que no iba a beber más de la cuenta, que no iba a fumar y que no iba a sacarme el carnet de conducir. Y cuando he sido coherente y no he hecho todas esas cosas, sobre todos las dos primeras, siempre ha habido alguien que me ha mirado como un bicho raro y se ha reído de mí por ello. Y no lo termino de entender. ¿Por qué siempre hay alguien que intenta imponernos su visión de la felicidad a través del ocio? ¿Por qué tengo que emborracharme todos los fines de semana para ser aceptada? ¿Por qué tengo que aguantar que algunas personas me miren mal cuando digo que no fumo, apenas bebo y no sé conducir ni me apetece aprender? ¿Por qué si no me voy de garitos todos los fines de semana soy una aburrida?

La respuesta a todo esto me resulta curiosa: "es que cuando seas mayor te vas a arrepentir de no haber hecho todo eso". ¿Me voy a arrepentir de no haber hecho lo que hace todo el mundo? ¿Me voy a arrepentir de no haberlo pasado mal todos los fines de semana rodeada de gente borracha? ¿Me voy a arrepentir de no hacer las cosas que parece que a los demás les entusiaman y a mí simplemente no me gustan y no me hacen feliz en absoluto, al revés, me hacen sentir incómodoa y fuera de lugar? Pues lo dudo bastante. ¿Que soy rara? ¿Que perdí amigos cuando era adolescente por no irme de discotecas y liarme con el primero que se me acercase? Pues sí, pero no me arrepiento. Y dudo bastante que vaya a hacerlo alguna vez.

Desde aquí reivindico el derecho de todo el mundo a disfrutar de su ocio como mejor le parezca, incluidas formas "aburridas" como no emborracharse, no fumar y no volver a casa vomitando a las 6 de la mañana. Que me dejen vivir mi ocio como me apetezca. Yo no les echo en cara a los demás que hagan lo que quieran.

8 comentarios:

Gemma dijo...

El problema que veo en lo que dices es que cada vez hay más intolerancia entre la gente hacia formas de vida (y de ocio) que sean propias, producto de la decisión de uno, y no de la imposición del grupo...
Sin duda es preocupante.

Yo fumaba pero ya no lo hago (me ayudaron a que lo dejase). Tampoco conduzco ni pienso hacerlo nunca. (Con sólo meterme en un coche y dar cinco vueltas, ya me mareo. Me ocurre desde pequeña. Y así sigo)

Un abrazo,

Rocío Rico dijo...

Yo te lo explico, JeanL, o al menos lo que es mi teoría al respecto: la gente tiende (tendemos) a mirar mal al que no fuma o no bebe porque nos fastidia que nos recuerde que nosotros tampoco deberíamos hacerlo.

Ese es el motivo fundamental, y estoy tan segura, que creo que quien no esté de acuerdo lo que hace en realidad es negarse a reconocer algo que en el fondo sabe que es cierto.

Pero siempre cuesta asumir las propias culpas.

Yo lo entiendo. A ellos y a ti.

Eso sí, tú haz lo que te dé la gana... faltaría más.

NáN dijo...

La intolerancia es una vía de dos direcciones. Trabajo en una empresa "moderna" y hace unos años contrataron a un ingeniero de estos que se lo ha "currado" con becas y había salido de una familia de larga tradición de mono azul. Siempre venía con traje y corbata... hasta que le dieron un toque de atención: "Aquí se viene informal, cada uno como quiera". ¡Siempre que lo que quieras no sea vestir traje!

En fin, dicho eso, añadiré que el alcohol y yo hemos tenido una estrecha relación, facilitada por mi capacidad de metabolización. ¡Desconozco las resacas! Y hasta muy mayor podía beberlo como quien bebe zumos. Me animaba e impulsaba, pero nunca dejaba de controlar (me molestan los "borrachuzos"). Luego perdí esa tolerancia a nivel estomacal y bebo pocas veces; menos todavía de más. A veces mi compañera me despertaba furiosa porque después de muchas copas, 4 por cada una de las de ella, me dormía tranquilamente: le parecía injusto.

Esa tolerancia es un peligro. La suerte es que nunca bebo en casa, es algo social. Eso me ha salvado.

Y por supuesto, nunca he dado la lata a quienes tomaban una cocacola en lugar de alcohol. ¡Haces requetebién en hacer lo que te dé la gana!

frilanser dijo...

Ya sabes que en eso soy como tú. Cada época tiene sus condicionamientos sociales que parecen prescribir lo que es divertirse y ahora toca alcohol y noche. La publicidad, los estereotipos, todo lleva allá. Yo creo que hay también mucho miedo a intimar, dicho en el sentido más genérico, y que en un garito con música a tope y alcohol por un tubo le puedes decir las mismas tonterías a cualquiera y ya vale, pero en otros ambientes tienes que dar algo más. Piensa que sobre todo en la gran ciudad estamos yendo a la relación superficial, de hola, jaja, jiji y poco más, hay poco contacto real entre la gente.

Rocío Rico dijo...

Pero chicos... si se pide respeto para los que quieren divertirse sin trasnochar... ¿no habrá que respetar también a los que prefieren salir por la noche porque así se divierten?

Es que no podemos respetar todas las opciones??? Jolín, al final somos todos iguales...

Iba yo a comentarlo al principio, pero no lo hice por no cambiar el sentido del post, pero es que es cierto que yo, que siempre salí por la noche, bebo cuando quiero, y fumé hasta que me dio la gana (hace ya 3 años, cuando me quedé embarazada), siempre tuve que sufrir las críticas de los amigos que preferían otro tipo de diversiones.

Vamos, que me pasaba lo mismo que a JeanL, pero al revés.

Y es que, lo dicho, puestos a no respetar somos TODOS iguales.

NáN dijo...

Eso es, Leg. Ahora estoy más bien en el otro bando del que estaba, nada me gusta más que volver a casa a las 10 o las 11. A veces, un amigo me dice "tienes que divertirte más", y yo pienso: "en cuanto me quede solo empiezo".

Pero si volviera lo otro, estupendo. Y si no vuelve, magnífico.

Claro que en la larga época de mis noches largas las pasaba en lugares en los que se podía hablar sin gritar, sentados en una mesa que se iba llenando de copas, tazas de café... y conversaciones e historias.

Jean Louise dijo...

Sí, Leg, puestos a no respetar somos todos iguales, pero estarás de acuerdo conmigo en que es más problable que te miren mal por no beber que por hacerlo, más que nada porque es lo que más se sale de la norma.

De todas maneras, yo reivindico que cada uno haga con su ocio lo que quiera, mientras no dañe a los demás, claro, y que deje que los otros hagan lo mismo. Y que no me den la paliza más, que son muy plastas.

;-)

Rocío Rico dijo...

Es más probable, sí.... aunque depende en qué ambiente te muevas.
Ya te digo que yo coincidió que siempre tuve amigos que les gustaba más ir de monte, y me parece perfecto, pero eso no me convierte a mí en una perdida, ni en la madre de todos los vicios.

Cada uno se divierte como quiere, totalmente de acuerdo, y eso debería valer para todos.